MUJERES MASONAS Y FEMINISMO – El primer feminismo español fue impulsado por resaltadas mujeres de la masonería. Las masonas siguen siendo doblemente desconocidas, al atribuirse por lo general al hombre esta actividad. Tan enigmática como polémica, la masonería siempre fue cosa de hombres.
En las logias no sólo hay ateas: también hay católicas practicantes. Según me cuentan la masonería no está en oposición a las religiones, sino con aquellas organizaciones que no te dejan pensar libremente. O las opciones que no te dan ni un margen de independencia para expresar libremente tu espiritualidad.
Hay quien dice que no es una secta, es algo peor. Una sociedad secreta con mucho poder. Y que solo vemos de ellos y ellas la punta del iceberg. De los ex-masones extrañamente se habla muy poco, pero haberlos haylos, y también hay quien asegura que cuentan cosas increíbles, y coherentes entre ellos. Lo cierto es que sí es constatable que raramente se ven en los medios, ni se les critica en ellos. ¿Demasiadas coincidencias a favor?
Cuando Europa se vio plagada de catedrales e iglesias, el apogeo de la construcción comenzó su ocaso y los gremios vieron disminuidas sus ocupaciones. Entonces, las mujeres fueron pausadamente relegadas en el trabajo. Los gremios vivieron una creciente misoginia que concluyó siglos después, con la prohibición en 1668 de que las mujeres ejerciesen alguna actividad artesanal. A ello hay que añadir el influjo de la Iglesia sobre el grupo de la sociedad cristiana, y fundamentalmente el pensamiento de Santo Tomás, que ponían un estigma sobre la mujer. En su Summa Teológica, el Santo de Aquino tomaba las ideas aristotélicas del valor de la mujer, y las adaptaba al pensamiento católico.
Y así ocurrió en Europa a lo largo de todo el Renacimiento y el Barroco.
En 1714, en el sur de Inglaterra, Mary Bannister, la hija de un peluquero de la región de Barking, fue tomada como Aprendiz por el clásico período de 7 años con un valor de 5 libras que pagó a la Compañia de Masones.
En los registros de la Mason’s Company de Londres, en 1663, figura como masón la viuda Margaret Wild. En el libro del Dr. Fifield Dassigny hace aparición una lista en la cual aparecen tres mujeres entre las cuales predomina Elizabeth Aldworth, quien según la tradición, fue iniciada en su adolescencia después de ser testigo involuntaria de una ceremonia masónica.
Luego entendemos que los antiguos masones no tenían ningún tipo de prejuicio para recibir mujeres aún para las tareas más pesadas. En la construcción del Caernarvon Castle (1304-5) aparecen muchas mujeres llevando a cabo tareas de construcción igual que el hombre. En el manuscrito que se titula “Anno Domine 1613” la proporción de mujeres haciendo un trabajo en la obra es más elevada aun. Se muestran 24 mujeres y 5 chicas que cobraban 3 y 4 libras por día.
Masones especulativos
La Masonería especulativa que aparece en 1717 es una entidad completamente diferente a la Masonería operativa, pero usa el simbolismo de las utilidades de los antiguos canteros, a la vez que va más allá en su accionar popular, intelectual e ideológico. Surgida al calor de las discusiones dinásticas en Inglaterra entre los Estuardo y los Hannover, y con un fondo de luchas de clase y de religión, entre católicos y protestantes, las primeras logias especulativas se constituyeron en nidos de conspiraciones.
La disposición general establecía que: “Los esclavos, las mujeres, la gentes inmorales o deshonrosas, no tienen la posibilidad de ser admitidas. Sí únicamente los hombres de buena reputación”. Podemos decir entonces que la sumisión de la mujer se afianzó desde el apogeo de la religión.
Historia y características del feminismo
Antes de ver la relación, entre aquella Masonería que tiene dentro en sus filas a la mujer en igualdad con el varón, y los adelantos en derechos que habría producido el feminismo, debemos investigar la evolución y argumentos del fenómeno feminista.
Etapa arcaica: más allá de que tenemos la posibilidad de imaginar una prehistoria del feminismo, con figuras mitológicas como Hipatia de Alejandría, Nefertiti, Hatshepsut y hasta las mismas amazonas, la verdad documentada y recurrente parte de las primeras manifestaciones de mujeres, a lo largo de la época que precede a la Ilustración, sobre finales de la Edad Media. Pensamientos que originan lo que en el Siglo XIII se llamaría el Amor Cortés, o una manera de tratar a la mujer con cariño y sin opresión, pero que por lo general se caracterizaba por presentarse en relaciones adúlteras y entonces secretas.
Luego en el año 1791, como eco de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, difundida después de la Revolución Francesa, apareció en Europa un pasquín feminista llamado Declaración de los Derechos de la Mujer, redactado por la periodista y filósofa María Olympia Gouze.
Primera ola: tiene relación al movimiento feminista que se desarrolló en Inglaterra y USA en todo el siglo XIX y principios del siglo XX. Originariamente, se concentró en la obtención de igualdad en oposición al varón en términos de derecho de propiedad e igual aptitud de obrar, así como la demanda de igualdad de derechos dentro del matrimonio. De forma simultanea se muestran en Inglaterra las suffragettes, unas activistas por los derechos civiles y el voto femenino, lideradas por Emmeline Pankhurst.
Segunda ola: Empieza a inicios de la década de 1960, y se prolonga hasta 1990. Es aquí cuando hace aparición el llamado Manifiesto Scum, o “Manifiesto para la aniquilación del varón”, en donde se habla del varón con tal desprecio y odio, que se lo disminuye a algo menos que un animal salvaje. Comienzan a manifestarse las primeras líderes feministas lesbianas.
Tercera ola: Es la que nos encontramos viviendo en la actualidad, y se destaca por la imposición de conceptos, so pena de que todo el que no acepte estas ideas, sea considerado un machista recalcitrante. Una característica primordial de esta tercera ola, es el cambio de la interpretación de la palabra Género, asumiendo que el género no está dictado por la naturaleza, sino por nuestra elección. Bajo estos nuevos conceptos, hoy un varón que dice ser mujer debe ser considerado mujer, aunque genere 400 millones de espermatozoides al día, y una mujer que diga sentirse hombre debe ser aceptada como tal, aunque menstrúe una vez al mes y sus órganos sean femeninos.
Karmele Marchante: “Soy feminista, independentista y masona”
La ex colaboradora de ‘Sálvame’ deja el periodismo rosa porque “fue una error en mi vida” y redacta un libro sobre trata de mujeres. Pertenece a la Logia Clara Campoamor, donde encontró “un enriquecimiento personal”.
Accedió a este mundo a través de Ramón Viñals, padre de una de sus amigas, y de Conxita Pallarol, otra amiga catalana, integrante de la logia Tànit, “una de las más destacadas del Estado español.
En la masonería, prohibida y perseguida duramente a lo largo de el franquismo, Marchante encontró un espacio particular en el que desarrollar su intelecto y su espiritualidad. “Se trata de un enriquecimiento personal más. Es una causa más en mi vida. Soy feminista, independentista y en este momento masona”, dice con soltura.
No en vano ha escogido la Logia Clara Campoamor, feminista y masona. Es más, Marchante recuerda otros nombres de masones como el de Federico García Lorca, “a quien mataron por masón, no por homosexual, pero es algo que se ha intentado tapar”.
Como masona, participa en una reunión por mes, debe estudiar, tener encuentros con otras masonas tanto españolas como extranjeras, formar parte en debates…
Desde ese criterio feminista, repudia de manera rotunda la maternidad subrrogada (vientres de alquiler) y también luchará contra ello. “No es posible que los gays ricos contraten a mujeres para que les vendan a sus hijos y que quienes no tienen tanto dinero usen a otras mujeres que son tratadas como animales, que viven en huertas pariendo siempre”.
La Logia Clara Campoamor, una asociación de mujeres masonas protege “la independencia, la igualdad y la fraternidad como valores primordiales”. La intención de la asociación, según ellas mismas cuentan, es “el perfeccionamiento moral y espiritual, la búsqueda continua de la realidad y del conocimiento y el trabajo por el avance humano”.
Esta logia tiene su sede en Madrid.
Flavia Vega (Gran Canciller), Mayra Toyos (Gran Experta) y Mariela Rodríguez Ruiz (Gran Maestra) cuentan que en las tenidas se habla sobre todos los temas y sobre las diferencias de los géneros masculinos y femeninos: “Nunca nos discriminaron por ser masonas, pero sí por ser mujeres. Seguimos viviendo en una sociedad machista y violenta. Desde nuestro lugar estamos trabajando y peleamos todos los días para que eso cambie”, cuentan.
Los masones, de la misma forma que lo dicta la moral universal de la institución, son personas que buscan de forma incansable el perfeccionamiento en lo espiritual y en el mundo de las ideas, un avance que, cuentan, se consigue con el estudio del método simbólico en los talleres masónicos: “Algunos eligen proceder a yoga o llevar a cabo deportes. Nosotras elegimos ser masonas, tan fácil como eso”, opina Vega, empresaria y casada con un masón.
Comentan que hay masonas en el gobierno nacional, en los diarios, en la tele y que ellas tienen la posibilidad de admitir a un hermano o hermana, por un gesto, por la forma de comentar, por un saludo o expresiones claves que no tienen la posibilidad de revelar. En la Edad Media los masones construían catedrales y santuarios o liberaban países, en este momento peleamos para proteger los derechos de todas las personas”.
La masonería para ellas es una escuela de vida: “Nuestro propósito es conocer la luz, o sea, la realidad. Después de la iniciación la sensación es la de volver a nacer”.
Nacieron en la Transición. Hay nueve. Hay que ser presentada por otra integrante para ingresar. Y la indumentaria es “discreta y adornada”.
Aunque las mujeres jamás fueron denostadas entre los masones y de hecho, ya hace dos siglos ya hubo logias mixtas tuteladas por las masculinas, no fue hasta mediados del siglo XX cuando han comenzado a fundarse las primeras logias rigurosamente femeninas. En España las logias soberanas, independientes y de forma exclusiva femeninas nacen a lo largo de la transición. Hoy en día hay nueve en todo el país y estan trabajando en los tres sentidos comunes de las logias: el simbólico, el filosófico y el popular.
Imaginamos túnicas de seda con capuchas gigantes que enmarcan sus caras y salas, en su terminología “templos”, oscuras, extrañas y dispuestas con un orden que nos es ajeno. Como otras sociedades iniciáticas se rigen por rituales de ingreso y hay escalones de progreso– las logias tienen una secuencia de ceremonias pensadas para estructurar el trabajo colectivo y beneficiar el trabajo introspectivo de cada masona. Porque eso es lo que se hace una logia masónica: pensar y compartirlo. Mujeres de todas las condiciones y edades reflexionan sobre cómo hacer mejor el planeta.
Carmen de Burgos, Clara Campoamor, Emilia Pardo Bazán, Teresa Claramunt, Ángeles López de Ayala…
Hoy, en pleno siglo XXI, los desafíos de la masonería y del feminismo son otros. Las mujeres ya poseen igualdad formal y legal pero piensan que hay muchísimos inconvenientes para que esa igualdad sea real. Como masonas, lo que intentan es ofrecer el contexto para que cada una trabaje esos valores en su historia privada y también en la profesional, que lleve a cabo lo que esté en su mano para transmitirlos.
Sin saber muy bien por que, todo me dice que hay mucho, mucho más de lo que nos cuentan. Porque sigo sin entender como a estas alturas del siglo XXI el feminismo, con razones y sinrazones, aciertos y errores, causas justas y consecuencias a veces muy injustas, ES HOY, en todos los Medios Oficiales, el único movimiento al que esta, DE FACTO, PROHIBIDO CRITICAR.
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